Entre muertos

Publicado: 1 febrero 2013 en Acá, Bajo el narcótico llamado Luna
Ayer, me asomé de nuevo por la ventana en donde te extrañaba sin conocerte. Hoy no lo puedo evitar y conservo la manía de sentirte, de recorrer tu cuerpo en mi mente, de poseerte en sueños. De soñarnos como siempre lo dijiste, soñarte y disfrutarte enmedio de feroces batallas que nunca existieron: “Porque hay que soñarnos para evitar perdernos”. Es tu valentía y la fragilidad de tu alma el inicio y fin de mi condena, porque aquí el cielo ha dejado de susurrar tu nombre. Tú siempre lo supiste, lo supiste mientras yo me cegué viéndote. En esta casa se quedan los recuerdos que no fueron, las tardes de sol a la deriva de tu lado profundo. Las noches templadas en las que me devorabas el alma. Se van los que si existieron: tu mirada abatida, tu boca sin palabras; tus pasos lánguidos regresando a casa mientras decidías que esto no podía ser, sabiendo que siempre ha sido. Hoy sentir el viento ya no es lo mismo, respiro tu dolor y me ahogo en el miedo que da saber que el camino está escrito, que ya no hay más que pensar. Estás atado y yo muy lejos para liberarte.  Me aflige saber que sólo yo tengo la llave. Yo aquí me quedo soñando a que en una de estas noches de insomnio te escapas conmigo, anhelando gritar que no necesito sentir el sabor de tu boca para saber que eres tú lo que mi espíritu ansía,  llorando ante esta, la más cruel de las ironías: Yo estoy aquí viviendo entre muertos mientras tú, muy lejos, estás muriendo sin mi.

Cuando bajan los dioses

Publicado: 24 noviembre 2012 en A mi padre no le cuentes, Acá

Tanya Guerrero/El Universal

La conservadora, dejó encargados a sus hijos con la abuela para poder escaparse, la curiosa le dijo al marido que solamente iba por ver qué pasaba, como mero estudio antropológico, la mentirosa le prometió hasta el cansancio al novio que en ese lugar no iba a tocar nada. La festejada los tocó a todos y al final de la noche dijo que nunca en la vida había tenido algo así entre sus manos.
Once treinta de la noche. Las luces se apagan, la cortina se ondea y de las esquinas del antro sale humo. Noventa y tres mujeres al unísono gritan, se arremangan los suéteres, cruzan las piernas. Ésta es una noche cualquiera en el Woman`s Club de San Ángel aunque para Regina es la primera de las cuatro despedidas de soltera que sus amigas le tienen preparada, una por mes. En marzo Regina Soto se casa con el amor de su vida y esta noche no viene a extrañarlo.
En el escenario aparecen seis hombres con camiseta blanca pegadita y pantalón de mezclilla embarrado bailan el reggaeton más sucio jamás escuchado. Aplauden al ritmo de «meneate mamita». Cuatro de ellos con lentes, tres con gorra y los seis moviendo la cadera como dioses. Adiós cinturones.
Se bajan del escenario, se distribuyen en las mesas y tocan mujeres por primera vez en la noche: La más emocionada, la que más grita o la que porta un orgulloso brazalete naranja fosforescente que indica que está próxima a casarse o que es la más despechada del lugar y merece especial afecto.
Jean Carlo, Eduardo, Tony, Richard, Ángel y Xander después de sentarse en las piernas de varias féminas regresan de nuevo al escenario y al final de la canción se cierra la cortina. El menú acaba de ser presentado, “la mesa está puesta, tú eliges” suena una voz desde el fondo del salón. Grito.
De regreso a la mesa se discute en voz alta cuál es el más guapo, el más bueno, el que mejor baila. Diez de las noventa y tres mujeres mensajean desde su celular; es momento de etiquetarse en esta ubicación en Facebook, que todos sepan que I will survive porque además esa es la canción que suena.
Son hombres con ocho cuadros en el estómago, con músculos de brazos y piernas marcados y nalgas de acero, mirarlos no cuesta nada, tocarlos sí. También beber mientras lo haces. En el Woman´s Club de San Ángel el cover es de 200 pesos pero si nueve de tus amigas y tú deciden consumir una botella de alcohol cuyo costo oscila entre los 1,000 y 1,500 pesos la entrada es gratis. Esto solo te garantiza la mitad de la diversión. Para tener la oportunidad de tener un baile privado se necesitan tres boletos de 150 pesos a cambio una canción completa en un cuarto del tamaño de un baño.

Del estilo de antro en donde las mujeres se pasan la noche gritando alrededor de un hombre que baila semidesnudo, además de este en la ciudad pueden ubicarse tres; por lo menos eso dice Rosy, una rubia de 40 años de edad, sentada en primera fila esperando “al bueno ” acompañada con una botella de brandy, un plato de papitas y tres cocas, “Vine porque estoy viendo cuál es la mejor opción para hacerle a mi amiga una despedida de soltera y hasta el momento he visitado tres, el Golden Club Vip que está en la colonia Del Valle, el Woman´s Club Vip en la Nápoles y este. Para mi éste es el mejor lugar, es el más barato” dice mientras toma su copa y se le iluminan los ojos porque el presentador de la noche ha regresado: “Para las vírgenes, las que se logran casar, las que se van a divorciar y las que no han tenido sexo en tres semanas, llega el guapo y atrevido Tony”.

La cortina se abre de nuevo. A media luz se distingue un hombre. Lleva un chaleco, chaparreras y sombrero estilo cowboy. Pantalón de mezclilla y guantes, los mismos que empieza a quitarse al ritmo de la música: Let´s come together right now y Tony desde donde está puede escuchar los suspiros que provoca. Se mueve despacito, sin prisa, levanta los brazos y pretende enlazar a alguien, la atrapa, sigue bailando. Ahora le toca montar, recorre con la mirada al público femenino extasiado. La mitad de las mujeres de una mesa cercana tienen la boca abierta. Tony ha escogido y se abalanza sobre su presa. Se baja del escenario y se dirige hacia ella. Una mujer de aproximadamente 29 años, cabello castaño largo, complexión delgada con un velo de novia hecho de papel en la cabeza. A pesar de una supuesta resistencia a las manos de Tony, con el aplauso de sus amigas es conducida al escenario. El stripper la coloca en el piso, se quita el sombrero, se baja un poco el pantalón y le restriega el cierre por todo el cuerpo, el público enardece en gritos. Cuando termina, la mujer baja del escenario con una cara de total asombro y camina tambaleante hacia su mesa. Tony lo ha logrado, ha sido el mejor comienzo. Se quita toda la ropa para quedarse solamente con un paliacate y se despide.
Para desfogar el calor acumulado se invita a las 93 mujeres a pasar a bailar a la pista, «Quítame a ese hombre del corazón» , corean al unísono.

Al cowboy le siguieron los otros cinco hombres: Un marinero vestido de uniforme blanco impecable que terminó la canción en calzón de Armani, un futbolista haciendo chilenas, un guasón que con un rifle de juguete le dispara al público, un motociclista, un charro con la foto de su amada y una rosa en la mano.
En este lugar hay para todos los gustos y cada uno cumple una fantasía femenina: el pícaro sexy, el niño travieso, el patán redimido que se desnuda al ritmo de Luis Miguel. Aquí no importa si bailas y te sabes todas las canciones de reggaeton, Tampoco importa si estás dolida o a punto de amarrarte. En este lugar para pasarla bien se necesita romper el tabú aunque sea por un minuto y darte todos los permisos que quieras porque tocar está permitido. También desear aunque seas conservadora, porque es fantasía de cualquier mujer que por lo menos una vez en la vida un hombre así camine en calzón de Calvin Klein por tu cocina mientras te prepara el desayuno a la mañana siguiente.
Al final de la noche los dioses bajan y bailan al ritmo de todas las mujeres. Dioses hechos a mano, dioses con olor a coco, dioses que mientras te restriegan el cuerpo y te dirigen las manos hacia sus biceps no te miran a la cara y sonríen con mirada perdida mientras buscan entre el público quién tiene más boletos en sus manos, el boleto que abre las puertas del cielo. 

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Vacaciones de terror

Publicado: 22 noviembre 2012 en Sin categoría

Estaba yo en una de las millones de albercas que tiene Cuernavaca, pensando en que lo único que faltaba en mis vacaciones de Semana Santa para ser auténticas Vacaciones de Terror, era el elemento kitch de una muñeca diabólica. Fue ahí cuando reconocí que los hijos de puta del mundo no van a desaparecer. Nos han invadido y se apoderaron de cada rincón de este sucio planeta (que se está quedando sin agua, por eso me engolo disfrutándola en una de las millones de albercas de Cuernavaca)  y lloré.

Me di cuenta de que en nuestros días, el flojito y cooperando ya no está dando resultado factibles y me alarmé  *respira*.  Ahora, me muevo entre la disyuntiva de aplicar el  si no puedes contra ellos, úneteles, o cógetelos o abandona el barco. al más puro estilo del Titanic Di Caprio Sálvese quien pueda.
Mi convicción, mi pasión y mi deseo anhelan fingir que tu caballo de Troya no trae consigo fuego, desolación y muerte. Es más, mi deseo se sentiría complacido de leerte sus selección de obras  frente a mi pasión, que siempre ha tenido ganas de  catar el vino prometido que ofreces, ensalzado con la historia de mi vida. Aún así, debo confesarte lo siguiente.
No creo contárselo nunca a  nadie: de hecho, si en este momento no me sintiera Sor Juana escribiéndole a Góngora con pluma fuente, ésta anécdota no tocaría jamás el teclado: Cuando terminaba de sentir el desencanto del que te hablo, volteé a ver al cielo y había una nube que con mi precaria imaginación y tan sólo una cerveza en mi haber, parecía una especie de Kronos devorador de espíritu que se estaba comiendo a la Luna!!! Fue cuando lo supe. Jonathan, algo nos está engullendo.
Mi convicción me dice que tortuga reconoce tortuga y sé que entiendes de lo que estoy hablando porque casi puedo escuchar las 5000 veces que te han dicho: “Eres raro” o “Jonathan, ¿por qué no eres un niño normal?” y si las juntamos con las mías, armamos la vaquita.
Ni siquiera porque Dios quiere, aquí hace días que no llueve, me siento defrauda de la naturaleza vil del ser humano (Rousseau no sé en qué estaba pensando). Lo lamento, así es. Es por eso que no había podido contestar y que la respuesta ahora sigue sin quedar clara (como la cerveza), porque en este momento no se si puedo sobrellevar saber si me equivoco con otra tortuga o si a esta tortuga le interesa ser tortuga o si a esta tortuga ya se la comieron; lo único que si sé es que yo también espero que Dios provea y pronto.

T.

Ciudad Acrópolis, a 8 de junio del 2010

H.H. Diputado Augusto Mendoza Espino
Partido Praunil de la Abundancia

PRESENTE

El motivo de la presente misiva es subrayar aspectos claves tratados en la reunión de hoy los cuales, me temo, no quedaron del todo bien asentados debido a las precarias condiciones de tiempo.

En primera instancia, deseo reiterarle apoyo y aprecio incondicional hacia su persona. Después de escuchar con sumo interés sus argumentos y no con menos agrado sus aseveraciones, es justo por mi parte aceptar que en ocasiones el bulmareo excesivo ha norteado a tal grado nuestra relación, que se vuelva de alta dificultad distinguir la realidad de la ficción. Le invito entonces a que deje de preocuparse por esos menesteres, ya que se han implementado estratégias útiles en el control de azotes, las cuales han servido para eliminar del todo plagas mentales que afectan de gravedad nuestro lazo afectivo.

Por ende y aunado al siguiente punto, deseo subrayar que es usted libre de externar cualquier tipo de opinión que surja por su parte, en cuanto a sus ronquidos y cortes de cabello confiere, apegándonos al Artículo 3° de la Constitución sobre La Libertad del Hombre, su derecho de libre expresión de estas y otras cuestiones trascendentales. Sin embargo, le exhorto a crear entonces un convenio por parte de nuestras dos instancias, en el cual se quede en el ámbito de lo privado aquello que haga estrecha nuestra relación, con el fin de fomentar el hecho de que, yo por usted siento algo bien especial, diputado, algo que me es imposible compartir con algún otro miembro del partido, y eso me orilla a crear códigos de comunicación que solo usted sea capaz de entender.

Asi pues, le insto a realizar una reunión de trabajo el próximo fin de semana. Una cena en la cual podamos hacer caso omiso de cualquier fricción de tipo bipolar que se haya suscitado en anteriores días, debido a mi situación anímica poco holgada, la cual, ciertamente, no crea el mejor de los escenarios posibles. Podemos continuar dicho acto de alianza con un filme en mi departamento, cuyo tema dejo a su libre elección.

Reciba con ánimo mi invitación al diálogo (y a la cena), haciendo votos para que éste llegue a la mejor de las resoluciones posibles.

Sin más por el momento, quedo de usted.

Tanya G. González
Partido de la Precariedad Andante

Miércoles 11 de julio, 2012.

6:45 am

La última noche que te acompañé, el cielo tenía una luna hermosa. A pesar de que por horas no me separé de tu lado, aún no puedo creer lo rápido que se nos evapora la vida. Te fuiste de este mundo un día muy temprano. Dios es dueño y Señor de las coincidencias y no es casualidad de que todos los días durante más de 80 años te despertaras cada mañana a la misma hora en la que hoy marchaste. Fue una noche larga, no te quiero mentir. Ver la dificultad progresiva de tu respiración, la frialdad de tus pies y tu inquietud constante me hicieron sentir que en cualquier momento desistiría. Pero tu fuerza y tu ejemplo se mantuvieron en mi siempre vivos. Alrededor de las cinco de la mañana, tomando tu mano me recosté en la silla durante dos segundos, pero el tercero ya estaba escrito.Te ibas dejando atrás una vida plena con ocho hijos, nueve nietos y la satisfacción de haberte entregado en cuerpo y alma a todos ellos. Es una mujer fuerte y valiente dicen de ti todos los que en vida te miraron. Yo lo sabia de cierto. Recuerdo por ejemplo esa vez cuando me gritaste «No señorita, usted espera a su mamá aquí sentadita» y cerrabas la puerta, mientras yo le prendía fuego a la rebeldía que siempre tanto te sorprendía.
Del momento en que partiste no quisiera hablar tanto. Es una historia aburrida en donde solo resaltan cuartos tibios y compresas frías.
Susie, la enfermera, al principio te hablaba con más soltura que yo misma. Como si fuera de la familia y te hubiera conocido desde siempre. Me dijo, háblale, no le llores. Ella te oye todavía y no debería escuchar llanto. Por vez primera a un desconocido le tomé la palabra y te conté todo. Al principio no fue sencillo porque, qué te podía contar yo que fuera mas importante que el dolor infinito de perderte? Nada, así que decidí leerte. Sé que a diario te costaba trabajo pero que no podías dormir sin saber antes sobre la misericordia de Cristo y allegados.
No voy a comentar a detalle la ironía al ver que la última página que leíste en vida, la que tenías marcada con una imagen del Cristo del Río, habla sobre la conmiseración que Sor Faustina le tenía a los moribundos y enfermos. Lejos de darme miedo, sonreí. Pareciera ser que cada paso que das lejos de mi, me acerca más a tu espíritu, y es cierto.
Te quiero decir que la misión de hoy fue la de llenar con flores tu despedida. Y verdad de Dios que no tuvo nada de fácil. Cada ramo, cada arreglo, cada rosa me susurraban «en vida Tanya, las hubieras dado en vida», no te preocupes, lo sobrellevé bien porque con mi mente y mi alma yo me quedo tranquila. Te di cuanto pude y en su momento, abuela. Aunque eso no quita que te voy a extrañar.
Sabes? Hasta antes de hoy, yo pensaba que en los velorios no era natural vestir de gala y etiqueta cuando por dentro el dolor te desgarra. Lo normal debería ser salir en harapos e ir así a sufrir la perdida de un amado. Hoy, el dia de tu muerte, pienso distinto. Para acompañarte vestiré mis mejores ropas, me presentaré con mi mejor perfume y llenaré de flores el cuarto. Entiendo ahora que ésta no debe parecer una lamentable despedida sino la celebración de tu vida.
Aquí nos dejas, y con Peña Nieto, pero al menos a mi no me has abandonado. Me acompañas y me abrazarás por siempre porque soy un vestigio de tu fortaleza. Soy la semilla de tu amor. Del buen arroz que me preparaste, de los vestidos que me cosiste y las calcetas que me resarcías. De tus oraciones y bendiciones, de tu risa, de tus ojos, de tu luz.
Aquí, Marinita, nos quedamos todos a los que amaste. Aquí, abuela, dejas a todos los que en vida te seguiremos queriendo.
Descansa en paz.

Publicado: 11 julio 2012 en Sin categoría
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«Está cabrón que hagan llorar a los niños de esa forma»  se quejaba Claudia, mientras los más de 30 reporteros, entre fotógrafos, camarógrafos y prensa escrita, veíamos anonadados cómo una morrita de 7 años le berreaba en la cara a Enrique Peña Nieto, candidato a la Presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional, mientras se quejaba del temor de las balaceras que hay en su colonia, temiendo que algo le pasara a su hermanito.

¿Qué por qué lloró? Fácil. Enrique Peña Nieto preguntó a sus pequeños acompañantes si alguno de ellos quería compartir algo.

Después de la brillante actuación de una niña de no más de 10 años, quien con su discurso sobre la grandeza humana y política que Enrique representa para nuestro pais,  hizo retorcerse en la tumba hasta al mismo Benito Juarez, Denisse del estado de Sonora tomó el micrófono, alcanzó a decir un par de oraciones sobre balaceras y hermanitos y se lanzó directamente a los brazos de Beatriz Paredes, candidata al GDF por el mismo partido.

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Que a todos nos sorprendio, sí….al principio. Después de Denisse, siguieron varios niños más, y después de los niños siguió el arrullo del discurso priísta. Fue entonces cuando, los más de 30 reporteros, 32 niños y una candidata al GDF pusieron en stand by sus ánimos. Supongo que todos los años que el PRI sostuvo el poder en México no le sirvieron de experiencia al candidato para saber que los niños duermen. Duermen cuando los regañan, duermen cuando los castigan y duermen cuando se les promete laptos en las escuelas.

DUERMEzzzzzzzzzzzzzz!!!!!!!

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Y dueeeeeermeeeeeeeeen más!!!

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Asi que estimado lector, si Enrique Peña Nieto no gana la presidencia, ya sabemos a quien contratar como Nana de cuna.

1. Sea usted muy fea y malcogida.

FIN

De nada.

Cómo llegar al otro lado del barranco…

Publicado: 28 abril 2012 en Sin categoría

JOVEN MUJER SE SUICIDA

CUERNAVACA, MOR. (AP).-  Los números se igualaron y el pronóstico se cumplió. El cuerpo deshecho de una  mujer fue encontrado en el patio de una de las casas del Centro Histórico de Cuernavaca alrededor de las 9 de la noche, hora centro.

Testigos afirman haber presenciado el momento en el que Elsa Jaramillo López, nombre con el que fue registrada su estancia en el hotel Oxford Expresss, subió al balcón de la habitación en donde se hospedaba, para posteriormente lanzarse hacia el despeñadero ubicado entre las calles Independencia y la carretera estatal del municipio.

Según el informe perital,  al interior del cuarto 504, en el cual pasó la noche del  pasado viernes; sólo se encontraron dos maletas con ropa y algunos papeles escritos, pero ninguna identificación oficial que permita dar con el paradero de la víctima. La policía espera el reclamo del cuerpo que, de no ser identificado durante las próximas 24 horas, será llevado a la fosa común.  Este caso representa el número 23 de la cifra que es igual al mismo tipo de muertes del año pasado.

QUERIDOS PADRE, MADRE Y HERMANO:

Lo lamento, he decidido dejar de voltear al cielo.

Todo sucedió después de estas vacaciones que de la nada y por todo, se convirtieron en el terror de mi existencia.

He comprobado que en este mundo, al que por amor se viene, no hay nada ni nadie que valga la pena; es por eso que saltaré para llegar al otro lado del barranco.

Lo decidí cuando, después apagar el televisor, caminé hacia el balcón de mi cuarto y miré al  otro lado de la brecha del precipicio que está junto al hotel. Allá, a lo lejos, hay una casa hermosa pintada de blanco y verde lima.  En ella un grupo de personas ríen y bailan con singular alegría. Volteé hacia mi cuarto, solo y oscuro, toqué mi vestido favorito sobre el cuerpo y sentí el correr de las lágrimas sobre mi cara. Fue cuando supe que algo estaba mal.

Yo se que siempre me pavonée diciendo que todo lo que llega a la vida es por algo y, que bueno o malo, cuenta de antemano la pena sólo por el hecho de haberlo vivido … Pues, me he equivocado.

Descubrí que las personas que habitan de este lado del barranco, no tienen nada que ofrecer y no les importa  saberlo. Que mientras tus ojos estén puestos en lo bueno de la gente, el cuerpo se queda vulnerable para ser usado a su provecho, como un capricho  al estilo propio de los irracionales que comen  y se regocijan en la carne del otro. Beber y reír, reír sin sentido para  pretender que son felices. Es tristeza por lo que decido hacer esto.

Ustedes no tienen la culpa, puesto que ejemplificaron de mejor forma la manera en que la sociedad perra enguye la sangre de los que son y se saben diferentes y a golpes los intenta redimir. Porfavor no lloren, les aseguro que no me arrepentiría  y nadie hubiera podido hacer algo.

Las personas de esa casa siguen soñando a que son felices juntas y eso es mucho mejor que estar bien conmigo, aquí, sola. Saltaré y llegaré a ese otro lado que siempre he visto de lejos. Quiero ser parte de ellos,  por eso, cerraré los ojos, abriré la boca y vaciaré mi alma. Me dejaré caer hacia la frivolidad que enmarca su existencia.

Quiero decirles que yo los amo y lamento no estar en aquellos momentos importantes de su vida. Si puedo, prometo visitarlos de vez en cuando.

Las luces de la casa se apagaron ya por completo y sólo se alcanza a ver la silueta de una pareja que parece abrazarse con impaciencia. ¡Ja¡ el “amor”, como todo lo que habita de este lado del barranco, no ha sido otra cosa más que un espejismo y estoy cansada de eso. Lo lamento pero ya no puedo más.

Porfavor cuiden a Patrañas como si fuera suyo.  Mamá no lo pierdas y dale de comer todos los días.

Con  amor

E. J.

Sé que estos últimos días han estado  de terror. Tanto que a veces pienso que ni los buenos días pueden compensar todo este daño que nos hemos hecho el uno al otro. A  pesar de eso, hay algo que nunca te he dicho. El día que te acercaste a consolarme, ese día incluso antes de que me miraras tuve un atizbo. Te juro por mi padre que es lo más sagrado en mi vida que sin conocerte, sin haber entablado más que una sola conversación contigo, al mirarte caminando por la orillita del edificio, por mi mente pasaron imágenes tan irreales para mi en ese momento que cuando hoy las recuerdo me dan risa.

Me ví viviendo contigo en una casa hermosa, con un patio gigante y verde en donde tú y yo jugábamos con un niño. Cuando terminé de ver eso sonreí y me dije a mi misma -Qué loca idea, qué irreal, ese cabrón ha de ser casado-  En eso me viste, te acercaste y bueno, lo demás es historia. Cuando  empezamos a salir, cuando me fuiste a buscar a la fiesta de Sara la verdad no lo podía creer. Es momento de confesarte que yo a esa fiesta no estaba invitada, es más no sabía de ella hasta que tú me dijiste que tenías pensado ir. Investigué el lugar y me autoinvité. Para ser sincera, Sara y yo no somos tan amigas como esa noche te dije. Es mi colega y la respeto. Algo en este universo me puso en esa fiesta, pero ella no fue.  Al final de la noche, cuando te marchabas no me quise ir contigo porque quería que te quedaras con ganas de mi, con ganas de volverme a ver y no porque quisiera estar con mis amigos como te dije. Ahora que me pongo a pensar, desde que te conozco y tuve esa visión que te digo he maquilado friamente todas las cosas para que tú, una por una descubrieras mis cualidades y te enamoraras de mi.
En ese momento, yo te veía grande, hermoso y muy próximo a lo perfecto. Lo único que te faltaba en la vida era alguien que materializara en palabras lo que sentías y pensabas, alguien que pensara al mismo tiempo que tú y fuera tu espejo de emociones. Alguien como yo.
Basta, no me veas con esos ojos ni me malentiendas, no es que yo haya sido una arpía, manipuladora y mentirosa. Nada de eso. Es simplemente que desde que tú llegaste a mi vida siempre supe lo que yo quería contigo. Yo te quería para el resto de mi vida. Quería llevarte de compras, de viaje, a comer, a cenar, a bailar, a la playa,  a tocar timbres de casas y echarnos a correr. A todo. Lo quería todo y lo quería contigo.

A mí, siento que me duró muy poco el sueño. Si por mi fuera me hubiera encerrado en tu casa para amarte diario durante años y no solamente ese mes. Es más, hubiera podido gritar a los cuatro vientos que desde ese día y para siempre ibas a ser el dueño de mis gerundios: «Andamos saliendo y cogiéndonos cariño» .  Un día desperté de ese sueño que los dos creamos juntos para sólo verlo desbaratarse.
 
Hoy de esa que te quiso tanto solamente queda la mitad. La otra mitad se la vive pensando sobre lo que dice su mente. Que tienes cuarenta, que si a esa edad los hombres casados son cabrones, los que son «libres» son más culeros, que me utilizas como bote de basura de tu ego, que no has hecho más que mentirme todo este tiempo.

Amor, no soy estúpida. Sé que piensas en otra y que hasta hace poco todavía se lo dices.  Yo creo que enterarme o imaginarme eso terminó con el trocito de tu corazón que te quedaba en mi cuerpo, el otro se hizo polvo después de escucharte decir – Tú y yo algún día vamos a terminar- -Vamos a disfrutar esto hasta que dure-  ¿Hasta que dure? pensaba. Hasta que dure qué si yo te quería para siempre.
 
Es tarde, estoy cansada y ya perdí la razón de esta serie de confesiones. Quiza quise dejarte ver que en esta relación los dos hemos mentido. Yo te mentí, te mentí hasta el pinche cansancio con tal de verte a mi lado cuando pensaba que me querías. Mentí cuando te dije que ya me sentía mejor al llegar a verte al Coyote cuando en realidad el dolor de cabeza me estaba matando. Mentí cuando te dije que estaba bien coger sin condón. Que no había pedo cuando ahora no tienes idea de cuanta sozobra tengo al respecto. Mentí cuando te dije -Bueno, no te preocupes, ahorita veo cómo lo resuelvo- cuando en realidad quería decirte -Te necesito, no seas culero y ven a prestarme varo porque perdí mi cartera y no he comido-.  Mentí, mentí y mentí y no tienes idea de cuanto me arrepiento porque si yo te hubiera dicho -No puedo ir al Coyote, me siento muy mal, me duele mucho la cabeza- yo ahora no sentiría coraje porque cuando yo te invité a la fiesta de mis amiguísimos de años dijiste -No puedo estoy cansado-.  
Ayer frente a la ventana pensé algo muy cagado. Yo vivo aterrada de la soledad. Le tengo pavor. Odio a la chingada soledad y si por mi fuera llenaba mi casa de perros con tal de no vivirla. Es irónico que siendo tu novia tantas veces me haya sentido tan sola.
Lo que yo te propongo, no es que seas mi amante. La verdad es que no eres tan bueno en la cama. Propongo que seas mi amigo y mi free. Ser tu novia ahora para mí significa ser la imbécil crédula. La que no se quiere, la poco orgullo, la pendeja. Sentir que soy eso último es un lujo que en este mundo yo ya no me puedo dar.
Me he asomado a tu lado oscuro y me quedé prendada. A veces para que esto que nos pasa no me duela tanto, recuerdo ese atizbo que te platico y me digo a mi misma -Por algo pasan las cosas-. Me gusta imaginar que ese día llega, me gusta imaginar que todavía nos queremos.

Soy cobarde, la peor de todas

Publicado: 14 noviembre 2010 en Sin categoría

Aún recuerdo,  todo pasó en un segundo, en un abrir y cerrar de ojos. La luna estaba muy alta, demasiado como para alcanzarla, así que bastaba con sólo mirarla e iba  mirándola cuando alguien me dejó ciega. Eran casi las tres y media de la mañana, me encontraba a punto de salir del trabajo. Mi madre no estaría esperándome en el callejón como otras veces. Estaba tan cansada que no sé cómo tomé valor para caminar, no sabía cómo defenderme, escuche mil veces la misma historia y mil veces la negué, porque a mí no me pasaba. Pero en ese segundo entendí el trasfondo de todo: Los seres humanos borramos de la cabeza aquello que no nos gusta. Todos los nombres pasaron por mi cabeza. Las muertas se abrían paso en mis ideas marchando tan lenta y fugazmente: sus cuerpos, las notas de periódico, sus ropas carcomiéndose en el desierto… Y de pronto Carmen saltó de la fila de las almas en batalla. Ella, Carmen, era mi mejor amiga, a quien creí malagradecida con sus padres, a la que pensé en una noche huyendo con su novio. Pero ahora formaba parte de las filas del ejército de a los que se les extraña; fue entonces cuando comprendí que ya no volvería a mi trabajo, ni a ver a mi familia; que por ser mujer tenía que cerrar los ojos orar en silencio esperando un milagro. Y pensar que el estúpido gobernador de Chihuahua nos tachaba de putas ¿Puta yo? Si lo único que hacía era trabajar, obedecer a mi madre que me aconsejaba no casarme ni tener novio. ¡¡Putas!! así nos dicen. Se me vino a la mente la niña de 5 años ¿Acaso también ella era puta? Tenía un prostíbulo en el jardín de niños o qué. El tiempo fue egoísta… y se detuvo. No pude contar los minutos, me bajaron del auto casi a tientas y caminé con un arma sobre mi cabeza. Sus voces mostraban gozo al verme caer y levantarme tambaleante por lo débil. Una voz ordenó –Alto- y me detuve como cachorro asustado. No sé en qué me senté esperando el fin, pero no. Ellos seguían su ataque y me levantaron a patadas, una cuerda sostuvo mis manos y mi rostro quedó cubierto por una bolsa de plástico, me tiraron en la arena aún caliente, donde me retorcía de dolor. Me quedé quieta escuchando como mi respiración desvanecía.

Una voz dentro de mí dijo -Quiero que me perdones si alguna vez he dejado correr deprisa el silencio. Es necesario morir en un rincón en donde esté a salvo de la pena. Pasan los días, las semanas, meses y años; todo es el mismo recuadro. Una muerta y los sonidos son imperceptibles, como en el bosque, comienza a ser ahogada la luz de una vela.

He escuchado tus más diminutos gritos y no puedo, no sé como decirlo. Soy culpable, quizá en la muerte sepa encontrar al verdadero asesino. Posiblemente allá deje de tener miedo y pueda apuntarlo. Aquí no puedo oír, mirar, ni decir me han infundido temor y soy cobarde, la peor de todas, por no poner alto al fin de tus sueños, mis sueños-.

Ya estoy muerta y aún así soy juzgada.

 

Después de una década, los asesinatos suman ya más de 300 y las desapariciones de mujeres más de mil.  México es el único país en el que se mata sistemática y continuamente a mujeres jóvenes con torturas, incluida la violación y mutilaciones por el sólo hecho de tener cuerpo de mujer.